Más de lo mismo en el comienzo de la temporada 2023-2024. Nada nuevo. Mismos protagonistas y mismas justificaciones. Los Bordalas del fútbol siguen saliéndose con la suya. Lo ocurrido el pasado domingo en Getafe devalúa la liga española y tira por tierra el objetivo de que el fútbol sea más espectáculo y más atractivo para los aficionados.
Es cierto que fue un encuentro muy intenso, con mucha polémica y que provocó la atención de los aficionados, pero que estuvo desgobernado desde el primer momento por un inepto arbitraje del colegiado riojano Soto Grado. Mostró multitud de tarjetas, y, sin embargo, nunca dió la sensación de tener controlado el partido y de que se le iba de las manos e, incluso en el capítulo disciplinario, dejó mucho que desear, sin sancionar multitud de acciones,de ellas de muy mala fe como el codazo en el esternón a Gündogan que le propició Damián Suárez.
Lo del futbolista uruguayo, clama al cielo, que un jugador tan duro y marrullero no viera ni una sola cartulina hasta el minuto 81, cuando ya sabía que no tenía riesgo de ser expulsado es otro de los grandes errores cometidos por el árbitro.
Son futbolistas al límite e incluso sobrepasándolo que abusan del reglamento y de la poca personalidad de los colegiados. Porque si eso ocurre es porque el árbitro lo permite, el reglamento está para aplicarlo, no para vulnerarlo. Amén de todo ello el corolario del encuentro fue la cobardía de un árbitro que quiso justificar no pitar un penalti claro a favor del Barcelona en el último minuto en un ambiente crispado con una mano inventada, como dijo el entrenador del Barcelona de Gavi.
En ninguna secuencia se aprecia que Gavi toque el balón con la mano y desde luego no es nada claro como para anular la acción siguiente de El penalty. Lo dicho, más de lo mismo, habrá que ver los derroteros de la temporada, pero mal arranque es este cuando los antifútbol se llevan el gato al agua.
Sin que esto justifique la falta de fútbol en muchos momentos del Barcelona, incapaz de romper el sistema del Getafe que cortaba el ritmo del juego con mucha facilidad. O la Errónea acción de Raphinha, que perjudicó a sus compañeros con una expulsión que pudo ser mucho más grave, Si el equipo ni siquiera hubiera sacado un empate.
Hay que exigir más cabeza fría a los profesionales, sabiendo que les iban a provocar, algo que si supo hacer Lewandowski ante las acciones reiterativas marrulleras de los jugadores del equipo madrileño.
Y el Aficionado, independiente de los colores de los equipos, busca el espectáculo y acude a los estadios para disfrutar de juego. En el Coliseum, Alfonso Pérez prácticamente no se jugó, entre interrupciones, cortes, trampas y pérdidas de tiempo se desvirtúa el partido y se le hurtó a muchos de los seguidores un mejor espectáculo.
Y eso es lo que pasó que ganaron los Bordalas de turno, los Damián Suárez de turno, los Gastón de turno Con la permisibilidad de Soto Grado. Pero tranquilos, sanciones para el entrenador del Barcelona, para Raphinha, está más merecida y premios para el colegio riojano que volver a pitar partidos de alto nivel para demostrar su incompetencia.