Los momentos son diferentes, evidentemente. En 1982 España necesitaba abrirse al mundo, objetivo que se consiguió a nivel de país. Pero Gijón notó poco ser sede. Tanto durante la cita, donde los ingresos obtenidos fueron escasos, como una vez finalizada. "Un Mundial es flor de un día", afirma Fernando. Tampoco en Oviedo, donde también se jugaron partidos del Mundial 82, se notó.
Pese a ser futbolero, Fernando entiende la negativa del equipo de gobierno a hacer lo que sea con tan de tener el Mundial. A diferencia de lo que pasó en 1982, en el que el Estado ponía el dinero, cree que sería un derroche de dinero público sin que vaya a verse reflejado en avances para la ciudad.
De hecho, el Mundial del 82 en la ciudad es más recordado por el fracaso de la selección española (donde jugaban tres jugadores del Sporting, Quini, Joaquín y Uría) y el escandaloso amaño del partido entre Alemania y Austria, que supuso un cambio de las reglas de las fases de clasificación. Se decidió que los últimos partidos de cada fase se jugasen a la misma hora en cada grupo para evitar que se pactasen resultados que servían a los dos equipos de un día concreto.
