La actividad en la granja comienza a las 6 de la mañana. A esa hora debe estar todo en marcha porque hay productos como el arroz con leche o los yogures que requieren de su tiempo. Tienen que estar listos pronto para el reparto porque su caducidad es corta y deben estar en las tiendas lo antes posible. Los humanos y los animales se levantan al mismo tiempo. Las vacas están esperando a que las vengan a recoger, pero se adaptan muy bien a los horarios. Al final, explica Alberto, la luz del día ya les anticipa que su jornada comienza. Una jornada que no entiende de fechas. En la granja solo se descansa los domingos, salvo que pase algo. Siempre hay alguien de guardia.
La mañana es el momento más intenso de cada día, aunque hasta las 21 o 22h siempre se está haciendo algo. Una buena planificación por turnos y la pasión por el trabajo en el campo es importante para sobrellevar el trabajo, dice Alberto. No cambiaría lo que hace (se le pasó el momento de ser futbolista).
La tecnología ha ayudado a que la vida en el campo sea más fácil. Pero se nota que cada vez se conoce menos lo que es y el sacrificio que supone. Alberto cree importante dar a conocer lo que es el sector primario. En Los Caserinos abrieron sus puertas hace tiempo a visitas guiadas. Mucha gente no sabe de dónde salen los productos lamenta...En sus visitas gratuitas quieren corregirlo.