Además, añade que "el gusto por la sidra constituye en Asturias un particularismo alimentario fruto de las relaciones y vínculos generados en el tiempo entre un producto de la tierra de origen campesino, un territorio y una población". Y pone en valor que "generaciones de personas han desarrollado conocimientos locales y desplegado prácticas generadoras de espacios de producción y de consumo idiosincrásicos que persisten en la actualidad. Su riqueza cultural se refleja en un vocabulario específico y original en lengua asturiana. Este conjunto de prácticas constituye un elemento identificador de lo asturiano, mostrándose como uno de sus principales emblemas y estimulando la formación y el refuerzo de vínculos sociales que confieren pertenencia y continuidad a la comunidad asturiana".
Para el Principado estamos ante un "paso decisivo" para lograr el reconocimiento de la Unesco después de más de ocho años de trabajo. La inclusión de la cultura sidrera en la lista de patrimonio inmaterial reforzaría el sentimiento de estima que la comunidad siente "hacia su producto más identitario".
De la noticia hablamos con el presidente de la DOP Sidra de Asturias. Guillermo Guisasola cree que contribuiría de modo decisivo a difundir unas tradiciones que pueden dinamizar el sector y abrir oportunidades para impulsar actividades turísticas y hosteleras.
