Galo recomienda una estancia mínima de una semana para disfrutar de Nápoles y sus alrededores, aunque siempre depende de las circunstancias de cada viajero. No es un destino caro (precio España), funciona bien el transporte público y es sencillo encontrar vuelos que nos trasladen hasta Roma. Desde allí un tren nos dejará en Nápoles en unas dos horas.
El núcleo urbano de Nápoles es accesible y que invita al paseo. La zona antigua y la zona más "auténtica" están cerca y podemos desplazarnos a pie en muchos casos. Galo recomienda hacer la ruta con Génesis, una guía turística española que organiza un tour muy ameno que permite conocer lo más destacado y auténtico de una ciudad que ofrece muchas cosas.
El valor añadido de Nápoles son sus alrededores. Muy cerca tenemos el volcán Vesubio y la mítica ciudad de Pompeya, un poco más lejos la costa Amalfitana, con sus interesantes pueblos. Mejor sacar los tickets que vayamos a necesitar previamente por internet.
Aunque en este destino hablan su propio idioma, el napolitano, y de inglés andan como en España (hay de todo), es sencillo entenderse con ellos. Es una ciudad más segura de lo que se vende, aunque como en todos los destinos de cierta envergadura hay que tener un poco de cuidado en según qué zonas y estar atento a los carteristas.