El embalse del Arquillo, que abastece a la ciudad de Teruel, ronda el 75% de su capacidad, por lo que la escasez de precipitaciones no amenaza la reserva hídrica de cara a los meses de más calor. A pesar de ello, el ayuntamiento de la capital ya está adaptando una tecnología para optimizar este tipo de recursos, cuya implantación ha supuesto un coste de 600.000 euros.
El objetivo es adecuar el gasto energético a los consumos reales que pueda haber y adaptarlo a las horas más baratas.
Se han sustituido una veintena de cuadros eléctricos y se han renovado las instalaciones en diferentes servicios. Cada uno de estos elementos se monitoriza a través de una aplicación que registra y almacena cualquier incidencia que se pueda producir en el sistema de abastecimiento de agua.