Las lluvias de la última semana han llegado tarde para la campaña del almendro en el Bajo Aragón, donde llevan un año y medio de sequía extrema.
Una situación que ha obligado a arrancar uno de cada cuatro árboles de secano en una extensión de 5.000 hectáreas, lo que supone el 25% de todas las variedades que se cultivan en la zona.
Los agricultores bajoaragoneses se plantean volver a plantar variedades más adaptadas al clima y algunos incluso están pensando cambiar de cultivo.