La campaña de incendios no ha sido tan devastadora como se preveía en un principio. El incendio de San Agustín, que se desató a finales del mes de marzo, mucho antes de lo previsto, hizo que se activaran todas las alertas ante la posibilidad de que tuviéramos un verano marcado por episodios similares.
Pero las lluvias del mes de junio cambiaron por completo el escenario inicial. A esto se sumó la mala cosecha en el sector del cereal, que despejó de cosechadoras y otro tipo de maquinaria agrícola el paisaje turolense.
A comienzos de verano los trabajadores de SARGA se encontraban en plena negociación para la mejora de sus condiciones laborales. Alcanzaron un acuerdo que ya ha empezado a aplicarse y que les ha permitido trabajar los doce meses del año, además de reajustar sus horarios.
Ahora siguen pendientes de que se les reconozca la categoría profesional y de renovar el convenio colectivo, atascado desde hace cinco años.