Durante una escena de ‘Doctor Strange en el Multiverso de la Locura’, de la que Disney ha pedido a la prensa, de forma respetuosa pero contundente, que no se revelen spoilers [aunque habrá un par de revelaciones finales en este texto, advertimos], hay un televisor encendido de fondo. Es una escena dramática, clave para la película, en la que un personaje se transforma de manera definitiva. Y ahí, en una esquina del plano, un monitor reproduce calladamente un clásico de la animación. Es una escena de ‘Blancanieves y los siete enanitos’ en la que la princesa corretea alegremente por el bosque. Aquella cinta, estrenada 85 años atrás, contaba cómo una reina/bruja malvada intentaba conseguir, con malas artes, algo que no le correspondía según la “ley natural”: la belleza que otorga la juventud.
En la secuela de ‘Doctor Strange’ [Benedict Cumberbatch] hay también una bruja aparentemente malvada [Elizabeth Olsen], hay espejos utilizados con malas artes y hay una joven princesa con un don extraordinario [Xochitl Gómez]. Y hay una línea roja, una frontera que ni el multiverso, ni la magia ni la brujería pueden traspasar: la “ley natural”. Es curiosa la alusión a este sintagma en una saga cinematográfica, la de Marvel, en la que prácticamente todo es posible. Se puede volar, se puede matar, se puede destruir, embrujar, torcer, moldear… pero una madre que no es realmente madre, que ha recreado en su cabeza la falsa realidad de dos hijos perfectos fruto del dolor de la pérdida de su pareja [aconsejamos revisar la serie ‘Bruja Escarlata y Visión’ a quien quiera explorar este punto]… transgrede la “ley natural”. Y eso no puede ser.
Dos películas en una
Porque la nueva película del Universo Cinematográfico de Marvel -UCM- son dos películas en una. La primera es un eslabón más en la cadena de ese colorido tapiz de personajes y mundos, que ha adquirido una nueva dimensión con el Multiverso que abrió la serie ‘Loki’ [es decir, la posibilidad de que el mismo personaje exista en universos distintos con vidas o incluso rostros diferentes]. Esto abre un gran cajón de posibilidades para la supervivencia del mencionado UCM y para la integración de todas las películas que no pertenecían al canon de Marvel y que ahora pueden integrarse en la gran familia feliz de Disney. No revelaremos cómo y de qué manera ocurre eso en el estreno de este 6 de mayo. Pero ocurre. Y vaya si ocurre.
La segunda película es una ampliación de la tesis que comenzó a construir la serie que citábamos: ‘Bruja Escarlata y Visión’. En esa producción, disponible en Disney+, el personaje de Wanda Maximoff -fruto del duelo por la desaparición de Visión- secuestra al pueblo de Westview y genera una realidad paralela en la que se inventa una vida perfecta, con sus hijos adorables incluidos. Aquello se resolvió de mala manera, Wanda se recluyó en una cabaña para rumiar su tristeza, y a ella acude Doctor Strange cuando aparece en su vida una misteriosa joven, América Chávez, que tiene la capacidad de saltar por el Multiverso a placer… y a la que un demonio quiere secuestrar para apropiarse de esa capacidad. Diremos solamente que esa búsqueda de ayuda no le sale bien al excirujano, que la cosa se tuerce… y que Ms. Chávez y él se embarcarán en una aventura evitar una catástrofe épica.
Pero es esta segunda película, la que ahonda en el duelo de Wanda, la que resulta verdaderamente interesante. Y la que arroja una tesis incompatible con el siglo XXI. La tesis de Blancanieves. Un villano, o alguien que se comporta como si lo pareciera, puede volar, puede matar, puede destruir, embrujar, torcer, moldear… pero no puede cruzar la barrera infranqueable de la “ley natural”. Wanda no es madre, no lo ha sido nunca. Su anhelo no puede ser satisfecho. Como el de la reina/bruja de Blancanieves. No podía ser joven y bella. Aquello no podía ser. Y todos recordamos cómo acabó la historia. Lo de la manzana no funcionó. Resulta muy curioso [o quizá no tanto] que la saga del birlibirloque sea, en el fondo, una reserva moral inexpugnable. En medio de la diversión [que los espectadores encontrarán a chorros, una cosa no quita la otra]… miremos a los ojos a la bruja. Y preguntémonos si es tan grave lo que desea.
Y para acabar, tres spoilers
Ah, las tres revelaciones. O los tres spoilers. El primero es que un intertítulo [casi] final de la película anuncia que habrá una tercera entrega de ‘Doctor Strange’. La segunda es que América Chávez, en la carne mortal de la actriz Xochitl Gómez, se come la pantalla sin apenas abrir la boca. Tenemos ‘Ms. América’ para rato. El tercero. Disney sigue corrigiendo su falta de personajes queer.