Las espadas quedaron en todo lo alto tras noventa intensos minutos. Un partido de los de toda la vida, de los que han convertido esta competición en el mayor espectáculo del mundo. Mandó el Madrid más en la primera mitad, de la que se fue con un injusto empate, pero el Manchester United pudo amargar la noche en un final de infarto. El empate deja todo pendiente de Old Traford, un campo donde los sueños del equipo blanco suelen tornarse en realidad.
La salida del conjunto de Mourinho fue como se esperaba: cuchillo entre los dientes y sin dejar prisioneros. A los cinco minutos Coentrao ya había lanzado el primer navajazo, repelido por el poste y De Gea. Los de Ferguson parecieron encogerse por el escenario y el Real Madrid se lanzó al ataque.
Özil y Xabi Alonso comandando las operaciones, Di María afilando el campo y Cristiano Ronaldo creando el pánico por donde pasaba. El Manchester freno el empuje inicial juntando líneas y desahogando la jugada sobre Van Persie.
Rooney era uno más en el sistema defensivo. El equipo banco acumuló varios saques de esquina que incomprensiblemente no se tradujeron en peligro. Es sorprendente como un equipo con Varane, Ramos o Cristiano apenas crea peligro en este tipo de jugadas.
Dos goles de cabeza
El Manchester se acercó al área de Diego López y ni avisó. La primera para dentro. Córner desde la izquierda, indecisión en la salida y Welbeck abre el marcador. Fue un jarro de agua fría pero el Madrid reaccionó rápido.
Una internada de Di María, perfecto hasta que fue sustituido, acabó en el empate del Madrid. Cristiano Ronaldo realizó su particular homenaje a Santillana y congeló el tiempo en un salto para marcar un golazo de cabeza. El partido ya había entrado en un cara a cara entre dos equipos con mucha pegada.
El propio Welbeck estuvo a punto de volver a amargar la noche al madridismo, Diego López estorbó lo suficiente, antes de que De Gea salvara el segundo del Madrid. Xabi Alonso sacó a relucir su compás para meter un pase de treinta metros a la carrera de Özil. De Gea tapó el hueco lo suficiente para mandar a córner.
Quedaban cinco minutos para el descanso y el Real Madrid metió de nuevo electricidad al choque. Özil pecó de generoso en una gran jugada y acto seguida el público se comió al colegiado por un empujón a Di María dentro del área. Cristianofue el encargado de cerrar el primer acto con un remate desviado.
Sin más goles aunque parezca imposible
La segunda parte pesó en las piernas de los futbolistas, cansados tras el ritmo infernal de la primer parte.
El segundo acto amaneció con una doble ocasión de Di María y un remate de Coentrao, gran partido del lateral, queDe Gea sacó de forma poco ortodoxa.
Al equipo de Mourinho se le fueron apagando las luces al mismo ritmo que se agotaba la gasolina de Özil y Di María. Mourinho y Ferguson dieron entrada a otros actores. Algunos veteranos como Giggs, una leyenda de este deporte, y otros impetuosos como Higuaín.
El United decidió afilar y Van Persie rozó el gol en un disparo que sacaron entre Diego López y el larguero. Ya no había dueño, solo medias a media altura y aventuras en solitario.
Pudo marcar cualquiera, pudo ganar cualquiera. Giggs tuvo una ocasión muy clara pero no supo aprovechar el resbalón de Xabi Alonso.
Con el partido acabado Cristiano y Van Persie fallaron lo que no suelen errar. El empate fue justo. Old Traford, el 'Teatro de los Sueños', dictará sentencia.