Hubo luz en Vallecas pero poca claridad en el fútbol. Real Madrid y Rayo Vallecano disputaron un encuentro de lucha y pelea, pero con pocas dosis de calidad. El apagón en el juego de ambos equipos fue notable.
El Real Madrid vive, tras cinco jornadas de Liga, vive en el alambre sin margen para otro traspié. Los ocho puntos ante el Barcelona obligan a jugar una final cada jornada. En este ambiente es complicado desplegar un fútbol fluido, muncho menos en un campo como Vallecas. Cristiano, pese a su gol, es la viva imagen de un equipo que ya no disputa cada jornada sino que sobrevive, a la espera de un tropiezo azulgrana.
El tanto de Benzema alivió parte de ese estado de nervios en el que juega el equipo de Mourinho. Cuando mejor estaba el Rayo apareció el mejor arma del Madrid, el contragolpe. Un error del equipo local acabó en los pies de Di María. El argentino galopó por la derecha y se la regaló a Benzema, que remató incomprensiblemente sólo en el segundo palo.
A partir del gol llegaron buenos momentos del Madrid apoyados en Modric y Di María. El argentino regala un par de goles en cada partido y casi marca un gol con denominación propia ante Rubén.
Uno de esos balones del argentino le cayó a Modric. El croata se plantó ante Rubén y falló con su exterior de seda. Fue la mejor ocasión en la primera parte.
El Rayo parecía tocado pero con muy poco a punto estuvo de crear un cortocircuito en el área del Madrid. Delibasic certificó que Casillas estaba bajo palos y luego Xabi Alonso sacó sobre la línea el remate de Labaka. Fue de lo poco que dejo un Rayo mucho mas voluntarioso que acertado en ataque.
Tras el descanso el Rayo se fue a la búsqueda del empate con todos los riesgos que esa situación imponía. El Madrid comenzó a vivir de la contras y en una de esas Cristiano metió un centro desde la derecha que Amat cortó con la mano. No hubo discusión. Tampoco en la definición. Cristiano engañó de forma impecable a Rubén y sentenció el partido.
El equipo de Mourinho sobrevivió a apagones, aplazamientos y a un equipo fiero como el Rayo. A la espera del partido ante el Deportivo, el Real Madrid confía en llegar con ocho o menos puntos al Camp Nou. Allí deberá demostrar si es capaz de cambiar la tendencia. Todo puede pasar con un mundo por delante.