Este sábado en el Benito Villamarín un derbi de altura en los octavos de final de la Copa del Rey en el que uno de los contendientes tendrá la bola negra de la eliminación para regocijo de los que, en la acera contraria, obtengan la ganadora del pase.
Llega los dos equipos al derbi copero encaramados en las alturas de la clasificación liguera, sevillistas segundos y béticos terceros, y con el imperativo de ofrecer a sus aficiones, además de la clasificación, el plus de eliminar al eterno rival, logro tan importante en la ciudad y del que son plenamente conscientes los contendientes.
Con el antecedente de la victoria liguera del Sevilla en el Villamarín por 0-2 hace poco mas de dos meses, el equipo del chileno Manuel Pellegrini afronta el duelo frente a los comandados por Julen Lopetegui con el ánimo de despejar las dudas que suscitó ese partido y, como ha manifestado el francés Nabil Fekir, renovado esta semana hasta 2026, con la intención de tomarse la revancha.
Salió el Betis del derbi liguero molesto, en expresión de Pellegrini, quien ha apostado para el de mañana por la mentalidad de una final sin serlo y por evitar el exceso de ansiedad, y en el plano puramente técnico, por no perder balones en las salidas para evitar las transiciones rápidas de los de Lopetegui.