Aunque parezca increíble, los matrimonios forzados son una práctica que sigue produciéndose en España.
Este tipo de uniones se da cuando uno de los contrayentes, generalmente la mujer, no da su consentimiento y es coaccionada física, sexual o emocionalmente por su entorno.
Se estima que 12 millones de niñas sufren cada año el llamado matrimonio infantil, según datos de UNICEF. Por su parte, el informe de la ONU dice que hasta 600 millones de mujeres se han visto obligadas a casarse en la infancia. Una lacra que en ocasiones se invisibiliza por estar organizada dentro de la privacidad de la familia.
La vergüenza y el miedo por no tener la protección social y económica del entorno provoca que jóvenes de todos los países se vean sometidas a esta práctica.
Una de esas víctimas es Mariama Traoré . Llegó con 10 años a España desde Guinea-Conakri y desde que cumplió los catorce se tuvo que enfrentar a varios intentos de matrimonio forzado.
Gracias a su determinación y a la ayuda que recibió, eso nunca llegó a suceder. Más de una década después puede decir que vive, estudia y es madre con la libertad de haber podido elegir.
Mariama cuenta que la primera vez que sus padres intentaron obligarla a casarse fue a los 14 años con un primo de Guinea al que no conocía. Ella se negó y sus padres la "castigaron con violencia", no la dejaron salir de casa ni ir al colegio.
"Me decían que por ser mujer tenía que estar casada y con hijos", explica Mariama que unos años antes tuvo que ver como sus padres hacían lo mismo con su hermana.
Con 17 años, sus padres volvieron a intentarlo. Esta vez con un hombre de 50 años.
Mariama volvió a negarse y terminó yéndose de casa. En ese momento fue cuando recurrió a la asociación 'Valientes y acompañadas' que ha sido su red de apoyo todos estos años. Ahora Mariama, madre de una niña de siete meses, ayuda a jóvenes en su misma situación.
