Los tacones golpeaban la madera con la fuerza de la tierra andaluza y sus manos dibujaban en el aire secretos de pasión. Antonio Ruiz Soler, conocido mundialmente como Antonio, el Bailarín llevó el arte español por los escenarios más prestigiosos del mundo, desde Nueva York hasta Moscú, desde Buenos Aires a París.
Este sevillano se convirtió en el embajador de la danza española, un coreógrafo visionario capaz de emocionar incluso a los corazones más ajenos a este arte. Su presencia era magnética como si cada giro y cada desplante desafiara al tiempo y al olvido.
Un artista irrepetible cuya leyenda se escribe con ritmo, sudor y belleza, características que se recogen en el documental: “Antonio, el bailarín de España”, dirigido por Paco Ortiz.