Este fin de semana, la Guardia Civil, en el marco de la operación 'ínsula', procedió a la detención de 23 personas pertenecientes a la organización criminal conocida como 'El Tarta', dedicada a la introducción a gran escala de hachís procedente de Marruecos a través del río Guadalquivir, usando para ello embarcaciones de alta velocidad.
En total, se intervinieron 452 kilos de hachís, 22.406 litros de gasolina y se recuperaron dos vehículos robados que utilizaban para el transporte de la droga.
Esta no es la única operación relacionada con el tráfico de drogas en el Guadalquivir. La semana pasada, una operación internacional interceptó un narcosubmarino cargado con 6,6 toneladas de cocaína a 500 millas al sur de las Islas Azores. Procedía de Brasil y su destino era precisamente el Guadalquivir.
En los últimos años, el principal río navegable de España se ha convertido en una autopista de la droga para las mafias. Incluso se pueden ver narcolanchas a plena luz del hasta las puertas de Sevilla ante la impotencia de la Guardia Civil, que reclama más medios para hacer frente a esta ruta de entrada de la droga en nuestro país, que cada vez utilizan más los delincuentes.
En Por fin hablamos sobre ello con Agustín Domínguez, portavoz de JUCIL y guardia civil de la comandancia de Cádiz en Chiclana. "El Guadalquivir siempre ha sido utilizado por los narcotraficantes para llevar droga hacia la capital", señala Domínguez.
Una de las principales denuncias de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado tiene que ver con los medios que tienen para frenar esta actividad. "Actualmente en la Comandancia de Cádiz disponemos solo de dos embarcaciones para 190 kilómetros de costa marítima y fluvial", ha explicado el portavoz de JUCIL. No son recursos suficientes, señala, para un momento en el que se ha incrementado la violencia con la que actúan estas mafias.
Están modificando las rutas del hachís por cocaína
La situación actual que vive la Guardia Civil en esta zona les lleva a sufrir episodios de intimidación y amenazas como la que el propio Agustín Domínguez vivió, "me han llegado a fotografiar en un cumpleaños con mi hijo queriendo intimidar".