La manera que tenemos de afrontar el fracaso depende mucho de nuestra cultura. La del sur, católica, tiende a avergonzarse y ocultar el fracaso. La anglosajona, protestante, presume de ello, lo ve como una puerta al éxito. La palabra para referirse a esa derrota universal surge tarde, con los grandes viajes en busca de nuevos mundos en los que del éxito o del fracaso dependía todo un país.
Esa palabra dice mucho de cómo lo afrontamos, por ejemplo, en España usamos la derivada de una antigua italianaque significa ruido ensordecedor, esto revela que damos importancia a la dimensión social del fracaso, nos da vergüenza que la gente lo sepa. En otros países, como en Inglaterra, les importa cuánto has caído, en Francia la palabra que utilizan quiere decir jaque, tienen una dimensión más estratégica, y en Alemania alude al naufragio, lento, progresivo, teñido de cierta melancolía romántica.
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El concepto del fracaso también se puede apreciar en grandes obras de arte, en la literatura y en piezas musicales. La idea es ampliar la visión para aprender a fracasar mejor, por eso cien investigadores de todo el mundo, entre ellos Valerio Rocco, se han lanzado a la tarea de estudiar y entender este concepto en todas sus dimensiones dentro del proyecto de Investigación Horizonte 2020 de la Unión Europea titulado Failure.