Sabino Méndez, nuestro sabio de domingo, reflexiona en 'Por fin no es lunes, sobre el concepto de la pureza, un término al cual el ser humano aspira prácticamente desde el origen de los tiempos, pero que resulta innatamente opuesto a nuestra naturaleza diversa.
La pureza es un concepto que rechaza la mezcla y la consecuente diversidad en pos de promover la cualidad esencial de cada elemento. La historia nos enseña que, prácticamente desde sus orígenes, el ser humano aspira a la pureza en todos los ámbitos de su vida: en el identitario, el gastronómico e incluso el filosófico. No en vano, conceptos como la esencia o la sustancia ocupan tratados de incontables páginas.
La impureza del ser humano
Sin embargo, defiende Sabino, "la falta de pureza ha sido siempre una de las características esenciales del ser humano, creo que por una cuestión de genética porque si no fuéramos impuros desapareceríamos biológicamente". Claro está que la descendencia de personas de una misma progenie con frecuencia ha derivado en serios problemas de salud, si no mortíferos.
"Nos cuesta aceptar la realidad de que somos básica e innatamente impuros e inventamos las más complicadas y elaboradas teorías arias para ocultarlo", ha apuntado el sabio.
¿Pureza u honestidad?
Las pretensiones de pureza han ocasionado grandes desastres a lo largo de la historia debido a que, explica el sabio, "este concepto se sitúa a un paso del supremacismo por pensar que unas personas son mejores que otras a causa de una supuesta pureza inventada por aquel que interesadamente quiere que un grupo ejerza dominio sobre otro".
Recientemente nos hemos topado con el caso del Brexit, el proceso político que supuso el abandono por parte del Reino Unido de su condición de Estado miembro de la Unión Europea.
"Los políticos demagógicos azuzaron el Brexit utilizando la migración para hacer ver que, por culpa de ella, Britania iba a perder su pureza o algunas de sus clásicas esencias", ha expuesto sabino añadiendo que "fuera de Europa, su situación económica no ha mejorado y además se mantiene el caudal de migración que necesitan pese a rechazarla por enturbiar su pureza étnica".No obstante, Sabino ha matizado sus palabras al argüir que "probablemente sus objetivos nunca fueron puros, sino honestos y honrados". ¿Aspiraban a un Reino Unido próspero y pensaba que regresando a sus orígenes lo conseguirían? Tal vez, pero nuestro sabio subrayaba el error que esto supone: "confundimos la pureza con la honestidad y, cuando un obseso de la pureza se echa a perder, pasa de ser un santo a convertirse en un inquisidor, en un fariseo".
Así pues, Sabino era contundente: "Yo soy impuro y prefiero no buscar ser puro, sino otras cosas como la honradez, la justicia, la libertad y otras cosas que en el futuro beneficiarán a nuestros hijos", ha concluido.