En 'Por fin no es lunes' nuestro sabio de sábado, Ignacio Varela, reflexiona sobre los pesados. "Me gusta el prójimo pero en las dosis justas, porque en esta materia lo mucho es enemigo de lo bueno", dice Varela.
Nuestro sabio comenta que, para personas como él, la pandemia tuvo una sola ventaja: "Nunca fue tan fácil librarse de los pesados". "Si estaba en casa o paseando tranquilamente por la calle y me llamaba el pesado de turno con algún plan absurdo, yo le decía: me encantaría, pero es que me he puesto el termómetro y además me he levantado con un poquito de tos. Esto es mano de sano, el tío desaparecía durante meses". No obstante, dice que siempre estaba el típico que llamaba todos los días para interesarse por tu salud "y de paso te hablaba sobre algún pariente suyo de tu misma edad para decirte que se estaba muriendo en una UCI".
Varela nos desvela algunos recursos de los pesados durante la pandemia: “Uno de los más habituales era montar reuniones telemáticas sin venir a cuento". Aunque asegura que ahí es más fácil seleccionar lo que te interesa y huir de lo demás.