El 22 de noviembre de 1963 el periodista Walter Cronkite anunciaba la confirmación oficial de la muerte del por entonces presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, asesinado a tiros en Dallas. Han pasado sesenta años de aquel suceso y nuestro sospechoso de sábado ha querido hablar, en Por Fin No Es Lunes, sobre el crimen y lo que rodea a la dinastía de los Kennedy en Estados Unidos.
Ignacio Varela ha contado cómo vivió este suceso ‘’tenía nueve años y me recuerdo tirado en el suelo en el despacho de mi padre devorando los periódicos que relataban el asesinato’’. Ha asegurado que ‘’es uno de los hechos más investigados de la historia y sigue siendo uno de los más oscuros’’. Aunque el sospechoso es lo contrario a un conspiranoico, considera que ‘’sobran indicios para pensar que aquello fue algo más que la obra de un loco’’.
El colaborador habitual de Por Fin No Es Lunes ha querido hablar sobre Kennedy como gobernante y ha expresado que para él no está entre los presidentes norteamericanos más importantes, calificando su gestión presidencial de ‘’mediocre’’. Ignacio Varela ha comentado que ‘’su figura histórica se engrandeció por su forma de morir’’. Pero que también hay cosas que contribuyen a la leyenda del apellido Kennedy ‘’inauguró la modernidad en la forma de hacer política’’ y, con la explosión de la televisión, ‘’comprendió la importancia del cuidado de la imagen con un estilo nuevo y próximo’’.
El fenómeno de Kennedy no se explica sin la televisión y, asegura Varela, él y su mujer fueron las primeras estrellas pop de los sesenta. Fueron precursores de una revolución generacional y en el caso de su mujer, Jacqueline Kennedy, contribuyó al fenómeno social con un impacto que ‘’no está muy lejos del de la princesa Diana de Gales’’.
Quizá lo más apasionante, para nuestro sospechoso de sábado, sea la fascinación extraordinaria que produce en la sociedad norteamericana la familia Kennedy y piensa que ‘’si en Estados Unidos existiera algo parecido a una dinastía Real sería la de los Kennedy, aderezado por el morbo del destino trágico de la saga’’.