Ignacio Varela vuelve un día más a "Por fin no es lunes", para explicarnos como, a partir de de una simple radiografía de su equipaje, se puede conocer a un viajero mucho más de lo que pensamos. "El equipaje es el espejo del alma", bromea Varela antes de presentar una investigación, al estilo Sherlock Holmes, que es posible porque "más de la mitad de las cosas que metemos en una maleta son prescindibles".
"La especie humana se divide entre los que hacemos macroequipajes y los que hacen microequipajes", explica Varela, que se sitúa en el primer grupo. Con todo, y llevemos lo que llevemos, nuestras pertenencias nos ayudan a discernir el sexo y la edad del viajante, así como el objeto del viaje y el destino: "Nada que ver la maleta del viajero urbano con la del del playero o el campestre".
El psicoanálisis de la maleta
Sin embargo, más interesante resulta realizar, a partir de estas deducciones, el perfil de la personalidad del viajero: además de deducir si el viajero es metódico o caótico - en base al orden del equipaje- o si prefiere descansar, realizar actividad física o consumir cultura. "Luego está la dotación tecnológica - apostilla Varela - la proliferación de dispositivos electrónicos, accesorios, enchufes, cables y cargadores ya te dice que nuestro sujeto empleará su tiempo vacacional en lo mismo que hace el resto del año, que es vivir pegado a una pantalla. Incluso si tiene la sana intención de desconectarse, no dejará de incluir algún dispositivo así como de tapadillo, por si sufre un brote de síndrome de abstinencia, que lo sufrirá", ironiza Varela.
Además de hablar de las manías de algunos viajeros, que tienen que llevarse sus propias almohadas u otros objetos, Varela finaliza su investigación definiendo la cantidad de equipaje que llevan diferentes exponentes de cada clase social, y afirma que, al final "los extremos se tocan".
El viajero de pobreza más "solemne" va solo con lo puesto, mientras que el viajero de clase media lleva todo el equipamiento posible para evita gastos durante su estancia fuera de casa. El moderadamente rico tiende a llevar varias indumentarias diferentes, para hacer gala de su fortuna: "Este es el que se va al desierto del Gobi y lleva un chubasquero y un paraguas de marcas por si caen algunas gotas", ironiza Varela.
El verdaderamente rico se libera de pesados bultos: "Este es el que se va a Roma, a París o a Nueva York exactamente con lo puesto, sin maletas ni bultos que lo incomoden, y que a la mañana siguiente sale de la suite y se gasta 10.000 euros en ropa para pasar los tres próximos días", explica el sociólogo, que afirma que eso es lo que él desea: "viajar sin maleta, como los muy pobres o los muy ricos".
Algunas reflexiones sobre las elecciones
En esta jornada electoral, sin embargo, ha resultado imposible no lanzar reflexiones y pronósticos acerca de las elecciones que acontecerán en el día de mañana. Varela, pese a tener una "filosofía antiporras", afirma que el día de mañana no habrá "sorpresones", aunque sí es posible que se den pequeñas sorpresas "menores", y descarta totalmente la posibilidad de que se den mayorías absolutas.
En su comentario sobre el escenario de mañana, el sociólogo explica que, en España, las grandes elecciones "del cambio" y en las que la participación es considerada alta, acuden a las urnas el 75 % de los electores. Cuando el porcentaje de votantes se desploma por debajo de los 70, sin embargo, la participación es baja, afirma Varela. Aunque el sociólogo no duda de que de haberse convocado las elecciones en otras fechas la participación hubiera superado el umbral de los 75, tampoco piensa que esta será baja, sino que se encontrará entre el 70 y el 75.