El Congreso ha debatido y aprobado esta semana una proposición sobre trastornos del sueño que insta al Gobierno a tomar medidas para mejorar la preparación de los sanitarios en este campo y para promocionar hábitos de sueño saludables. Al hilo de esta noticia, se han publicado datos preocupantes sobre el tiempo y la calidad del sueño de los españoles.
El mal dormir es una de las epidemias silenciosas de nuestro tiempo y se agravado a raíz de la pandemia. De hecho, se ha disparado la venta en las farmacias de productos para facilitar el sueño. En el último año, se han vendido 12 millones de cajas de compuestos que no necesitan receta y que facilitan conciliar el sueño y mejorar su calidad. 800.000 cajas más que hace dos años.
Cerca del 40% de la población adulta declara tener problemas con el sueño, aunque sólo el 5% de esos casos tienen una base orgánica. No está claro que durmamos peor que hace dos años, de hecho, estamos en la media europea, 7 u 8 horas de media. El caso es que necesitamos dormir, es una necesidad fisiológica, como comer, beber y respirar.
Pero, ¿qué pasaría si dormir no fuese un placer sino una condena? ¿Cómo sería un mundo sin sueño? Ignacio Varela reflexiona sobre todo esto y llega a la conclusión de que dormir ocupa un tercio de nuestra vida. Además, se pregunta qué pasaría si los seres humanos supiésemos que si nuestra vida va a durar 80 años, tendríamos que permanecer 27 años en total dormidos: "Sólo viviremos 53 años despiertos".
"Y esta es la tragedia de los insomnes: necesitan desesperadamente dormir, pero a la vez desearían con toda su alma no tener que hacerlo. Y como no consiguen ninguna de las dos cosas, el resultado son 12 millones de cajas de pastillas, a una media de 28 comprimidos por cajas, son 336 millones de pastillas en un año y en un solo país", afirma.
