CON JAVIER CANCHO

Punta Norte: Sobre el violinista negro que inspiró a Beethoven

Javier Cancho regresa a 'Por fin no es lunes' desde su estación de radio en un faro del Cantábrico para contarnos una historia sobre la sordera y Beethoven, con la que tuvo que ir acostumbrándose y que le afectó tanto que contempló el suicidio. No obstante, seis meses después estaba por las tabernas de Viena divirtiéndose como nunca con un tipo llamado George Polgreen Bridgetower, un violinista negro.

ondacero.es

| 18.10.2020 17:14

Beethoven se quedó sordo paulatinamente, es decir, tuvo tiempo para ir acostumbrándose aunque durante mucho tiempo estuvo condicionado por esa discapacidad. El compositor confiesa con 31 años a su círculo más cercano que se está quedando sordo.

La posibilidad de dejar de escuchar la música para la que vivía le ocasionaba amargura y le afectó tanto que contempló el suicidio. Lo confesó en el Testamento de Heiligenstadt, del año 1802, un documento donde dejó testimonio de su estado de ánimo y que quedó oculto hasta que 25 años después de su muerte fue encontrado.

No obstante, seis meses después estaba por las tabernas de Viena divirtiéndose como nunca con un tipo llamado George Polgreen Bridgetower, que era un violinista negro. Este violinista al que en su tiempo se le conoció como "el moro" trabajó como paje del príncipe Nikolaus Esterhazy. Aquel príncipe amaba la música y mantenía su propia orquesta en su palacio de Eisenstadt.

Procedente de El Cairo, Bridgetower había llegado a Viena en los primeros días del mes de abril de 1803. Había sido invitado por el Príncipe Lobkowitz, que era uno de los mecenas de Beethoven, cuando el compositor y el violinista fueron presentados y conectaron de inmediato.

Puede que te interese...

[[LINK:EXTERNO|||https://www.ondacero.es/programas/por-fin-no-es-lunes/podcast/punta-norte/punta-norte-fabulosa-historia-orcas-eden_202010115f82ce806a828b00011353fc.html|||Punta Norte: La fabulosa historia de las orcas del Edén]]

Punta Norte: Si todas las formas se deforman, para qué sirve la formalidad