Todo se ha hecho dentro de una duna. El proceso ha transcurrido durante esta semana frente a la costa del Mar del Norte, en la península de Jutlandia. Ha sido desplazado sobre raíles, moviéndolo a una velocidad de 10 metros por hora, después de haberlo levantado con un propulsor hidráulico.
Se ha tardado 7 horas en culminar ese proceso del movimiento porque el faro se ha llevado a 70 metros de donde estaba. Porque estaba demasiado cerca del abismo, justo sobre una duna que podía haber hecho sucumbir esa torre, que es -además- uno de los enclaves más turísticos de Dinamarca con un cuarto de millón de visitas cada año.
Ha sido posible por el sistema que plantearon los ingenieros, por la ingeniería; pero, también ha sido posible por la política, porque la política -en ocasiones- está para encontrar soluciones. No siempre sucede como decía Groucho Marx. Decía Groucho la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso, y aplicar después los remedios equivocados. Esa definición no es del todo errática. Lo que decía Groucho…pasa; pero, por supuesto no siempre es así. Y no ha sido así en el caso del faro del que estamos hablando.
El faro de Rubjerg Knude [Jupiak Nud] se construyó en 1899, hace 120 años. Por entonces el mar quedaba lejos, el acantilado estaba a unos 250 metros; pero, la erosión fue comiéndose la costa, las olas fueron erosionando metro a metro, con cada vez más virulencia. Los elementos acechaban el faro, de hecho, se tenía la certeza de que en la próxima década habría sucumbido. Así que el municipio y el gobierno estatal resolvieron invertir 670.000 euros para mudarlo de sitio.
Estuvieron año y medio planificando la mejor forma, la menos arriesgada. Y fíjate, al final, toda esa estructura de piedra ha resultado ser menos pesada de lo que se pensaba. El faro del que estamos hablando pesa 700 toneladas cuando el cálculo inicial había contemplado 940.
El faro dejó de funcionar en los años 60. La decisión de preservarlo es por la consideración que tiene como patrimonio histórico y también por ese reclamo turístico que antes he mencionado. En Dinamarca, ya hay quien considera ese faro un símbolo nacional. La verdad es que lo han hecho muy bien. Le han dado hasta un recorrido pedagógico al viaje del faro. Lo que han hecho es liberar de las clases en las aulas a los escolares de los pueblos cercanos para que pudieran recibir en vivió y en directo -allí mismo- una lección de historia y de ingeniería.