Decía Groucho que inteligencia militar son términos contradictorios. Es uno de sus aforismos más conocidos. Claro, habrá militares que nos digan que no es así. Pero, tendrían que decírselo a Groucho y creo que eso ya no es posible. Lo que sí podemos hacer para seguir el rumbo de la historia de hoy es reparar en un dato: viviendo el año 2020 sólo el 13 por ciento de los integrantes de las Fuerzas Armadas Españolas son mujeres. Sólo el 13 por ciento. Y en todo el mundo, en todo el orbe, sólo hay una veintena de jefas de Estado y de gobierno. Sólo veinte mujeres al frente de casi 200 países. Por tanto, no son, ni han sido, las mujeres quienes han empezado las guerras. Ni quienes las han sostenido.
Más bien, las mujeres han sido víctimas de violaciones, han sido objetivos históricos recurrentes para debilitar las sociedades a las que se pretendía doblegar por el otro bando. Los informes de Naciones Unidas dicen, además, que todavía en las zonas de conflicto las niñas tienen un 90 por ciento de posibilidades menos de acceder a la educación que los niños. Son datos del siglo XXI.
Así que imaginemos cómo era la situación en la Primera Guerra Mundial.