Punta norte: Marie McCreadie, la niña sin voz

Puede decirse que todo comenzó con un viaje cuando se mudó con su familia desde Reino Unido a Australia. Tenía 12 años cuando su vida cambió de espacio y de tiempo. Al principio, el cambio de tiempo fue meteorológico, porque cuando salieron de Londres era invierno y cuando llegaron a Melbourne era verano. Pero, como ustedes saben, los veranos siempre se terminan. Y acabándose aquel verano algo terrible sucedió.

Marie se despertó con un fuerte dolor de garganta. Como ustedes saben, las infecciones de garganta dan mucha fiebre. Y durante una semana Marie sufrió un malestar generalizado, el termómetro no descendía. No podía emitir ni un sonido. Y cuando el malestar remitió, cuando estuvo recuperada…confirmó algo que había estado intuyendo poco a poco y muy íntimamente: se había quedado muda. La voz se le esfumó. Pero, no sólo la voz. No era capaz de emitir ningún sonido, ni cuando reía ni cuando tosía. Ni siquiera el más leve susurro.

Las sospechas ignorantes sobre Marie McCreadie fueron en aumento según ella iba creciendo. Llegaron a decirle que si confesaba el pecado que había cometido, entonces, con toda seguridad, podría recuperar la voz. Pero, ella no sabía cuál había sido su pecado. No lo sabía pero no dejaba de cuestionarse a sí misma. En aquel momento lo que los demás le decían ella lo tomaba como una verdad absoluta aunque en realidad no fuera más que una madeja de desconocimientos y prejuicios…por las frustraciones de quienes prefieren cuestionar a los otros antes que comprenderlos.

A Marie empezaron a llamarla la chica de Belcebú. Llegaron a prohibirle entrar en la iglesia. Y ella misma asumió que había algo diabólico en su interior. Después de alguno de aquellos disgustos, después de que alguien la despreciara...un día con sólo 14 años intentó quitarse la vida.