Entrevista con Sergio García-Dils

Un sevillano en la cueva más profunda del mundo: A 2200 metros bajo tierra en 'Krúbera Voronya'

El arqueólogo sevillano Sergio García-Dils ostenta el récord mundial de espeleología tras descender 2200 metros en la cueva más profunda del mundo, Krúbera Voronya (Abjasia). En Por fin no es lunes hablamos con este aventurero de las profundidades.

Andrés Moraleda

Madrid | 20.03.2021 08:55

Un año después del confinamiento domiciliario habrá quien recuerde aquellos meses como una aventura. Una aventura encerrados entre cuatro paredes, mirando por una ventana los lugares por los que antes solíamos pasear. Un año después de aquella experiencia, seguramente no habrá mucha gente que quiera volver a ‘la cueva’. Por eso, historias como las de Sergio García-Dils despiertan fascinación y miedo.

Sergio García-Dils es un arqueólogo sevillano que compagina su trabajo en el Ayuntamiento de Écija (Sevilla) con su otra gran pasión, la espeleología. Lleva bajando a las profundidades de la Tierra desde los siete años y hoy ostenta el récord mundial de espeleología tras descender 2200 metros en la cueva más profunda del mundo, Krúbera Voronya (Abjasia).

Sus aventuras, propias de una novela de Julio Verne, se han convertido recientemente en un libro gracias al periodista Gonzalo Núñez, que ha recogido las hazañas de Sergio García-Dils en 'Krúbera Voronya: la conquista del centro de la Tierra'. En Por fin no es lunes hablamos con García-Dils sobre su viaje al centro de la Tierra y descubrimos cómo es vivir en las profundidades.

Las profundidades de la Tierra descubiertas por un arqueólogo sevillano

Sergio García-Dils pasó un mes a 1600 metros de profundidad en Krúbera Voronya, en una zona a la que se accede buceando a través de una galería inundada y atravesando cascadas. Nos cuenta cómo es vivir allí, con un espacio muy reducido, con unas condiciones ambientales extremas y con jornadas de descenso de hasta 12 horas.

En sus viajes al centro de la Tierra, García-Dils ha descubierto paisajes asombrosos y especies extremófilas que habitan a más de 2000 metros de profundidad. Este aventurero nos cuenta que baja a las profundidades solo "por explorar y por la satisfacción de ser el primero en llegar a un lugar".