Una torre de doce metros de altura que atrae a vencejos, estorninos, gorriones y también a murciélagos. El matrimonio construyó esta estructura en la finca de su casa con la idea de dar cobijo a estas aves. Y con su llegada se dieron cuenta del potencial de la torre: actuaba como repelente natural de mosquitos.
Ahora este proyecto casero se ha replicado en un entorno público en Coria del Río, en Sevilla, creando: la primera Torre de la Biodiversidad de nuestro país en una zona especialmente atacada por los mosquitos, transmisores de virus como el del Nilo.