Pico Pao, ‘pájaro carpintero’ en portugués, ha conseguido que los Juegos de la Antigüedad no pasen de moda llegando a diferentes lugares del mundo. Son juguetes de madera que se montan, se desmontan, desafían al ingenio y, en muchos casos, a la gravedad. Juguetes simples, de diseño que han viajado desde un taller en Zamora al MoMA.
Los hermanos Bermejo han sido los encargados de que, esa ave que oían a diario desde su taller, pase a ser, 30 años después, una experiencia poética y manual.
Ahora estos hermanos siguen trabajando en nuevas creaciones, pero han delegado la continuidad de Pico Pao en un gran equipo. Entre ellos se encuentra Marina Diéguez.