Lo ha conseguido de nuevo. Ha vuelto a batir un récord. Brazada a brazada. Sin descanso. Venciendo la monotonía y el sueño. Han sido 36 horas nadando, dentro de una piscina, de forma ininterrumpida. Así es como Pablo Fernández ha recuperado el Récord Guinness que el año pasado le arrebató el legendario nadador holandés, ganador del primer oro olímpico en aguas abiertas, Maarten van der Weijden. Han sido más de 120.000 brazadas que tienen un fin solidario: entregar más de 2.000 becas escolares a los niños de los barrios más desfavorecidos de Madrid.
Nada puede parar a este madrileño. Cinco récord Guinness y más de diez récords mundiales en natación conforman su impresionante palmarés.
La primera pregunta de Jaime Cantizano era obligada: "¿Cómo estás?" Y la respuesta, sorprendente en alguien que hizo ese esfuerzo físico hace apenas una semana: "Físicamente estoy bien. De hecho, esta misma tarde volveré a la piscina”, ha dicho, ante la sorpresa del propio Cantizano y de Boris Izaguirre.
Al preguntarle por la diferencia entre nadar en piscina o en aguas abiertas, en las que también tiene una trayectoria notable, Pablo ha recordado que en su último récord, para el que nadó más de 250 kilómetros en el océano, en julio, en Miami, “había que nadar de noche, con medusas, con corrientes… es más peligroso pero hay más estímulos, te aburres menos”
Uno de los secretos para mantener la concentración durante tantas horas en la piscina es “escuchar música o un podcast o, por qué no, un programa de radio”. También ha desvelado que se concentra mucho en la técnica, fijándose en las distintas partes del cuerpo y que le ayuda mucho pensar en lo siguiente que va a comer.
También ha reconocido que trabaja la concentración y la fuerza mental con psicólogos deportivos. “Lo maravilloso es explorar tus límites”, ha confesado.
“Siempre digo que el día D ya está todo el trabajo hecho”, nos ha contado.
Con sus retos, ha donado más de 150.000 euros a causas solidarias. “Mi familia es de Carabanchel y mis cinco hermanos y yo hemos recibido becas y ayudas”, ha explicado. “Quería devolver algo de lo que la sociedad me ha dado”
Cuando se enfrenta a retos como nadar en aguas peligrosas, intenta “sustituir el miedo por curiosidad”. “Estuve un año estudiando el comportamiento de los tiburones”, ha recordado, “para saber a lo que iba a enfrentarme”
Sobre su próximo desafío, aunque ha dicho que está ya pensando en algo, ha bromeado: “el próximo récord que quiero batir es el de estar 36 horas seguidas durmiendo”