Abrir las puertas de la Taberna La Bola es introducirse en un viaje a través de la historia. Cuentan las crónicas de Madrid que en aquella esquina existía una pequeña botillería donde se expedían licores y refrescos a obreros y estudiantes antes de la Guerra de la Independencia. Pero con el paso de los años y la llegada de la Ilustración, recaló en aquel lugar una asturiana de “rompe y rasga” llamada Cándida Santos, que en 1870 abrió las puertas de esta mítica taberna.
Han pasado cuatro generaciones y más de 150 años. Y aún se conservan en sus paredes, los retazos de los personajes que han pasado por sus mesas. La fotografía más buscada la de Ava Gadner, y la mesa más solicitada la número 7, en la que se sentaba Don Camilo José Cela. El comedor se ha convertido en un museo y el cocido madrileño en su plato estrella. Cocinado a fuego lento (como antaño) y servido en puchero de barro individual. ¿Dónde estará su secreto? Mara Verdasco nos lo cuenta