Mikel nos cuenta todo lo que ha vivido en su trabajo y asegura que las anécdotas más divertidas han sido con pasajeros ebrios que, aunque iban bebidos, no han resultado problemáticos. Una de las anécdotas que nos cuenta es que, en un vuelo de vacaciones a Palma de Mallorca lleno casi de turistas jóvenes, se le acercó un joven Alemán que se vistió de manera parecida a los auxiliares, se puso una peluca, cogió su carro y jugó a ser ellos. "Ese vuelo fue un desmadre y todo el mundo se reía" nos confiesa.
Asegura que también hay pasajeros que no son problemáticos pero están muy perdidos. En una ocasión uno consiguió pasar los controles de seguridad con su tarjeta de embarque a pesar de tener un vuelo en otro aeropuerto. Cuando se dieron cuenta, hasta los de seguridad no se explicaban cómo ninguno se había dado cuenta.