Gervasio Sánchez leva más de 40 años trabajando como fotoperiodista, cubriendo conflictos armados y hablando de las secuelas que dejan en los supervivientes.
Ha cubierto la mayoría de conflictos del continente americano en los años 80, pero lo que más le marcó, confiesa, ha sido la guerra del Balcanes.
Su profesión es arriesgada. Él, como otros compañeros, se ha jugado la vida en muchas ocasiones para enseñarnos las consecuencias nefastas que dejan las guerras.
Ahora, la exposición itinerante 'Vidas minadas. 25 años' muestra esa realidad. Se trata de un proyecto en el que Gervasio ha trabajado con víctimas de las minas antipersona desde septiembre de 1995. Un trabajo que muestra los estragos que provocan las minas y que son para toda la vida. La muestra estará en el Círculo de Bellas Artes de Madrid hasta el 17 de abril.
Las minas antipersona han matado a 143.000 personas entre 1999 y 2020 y a día de hoy sigue dejando a muchos mutilados. Pese a que están prohibidas en la mayor parte del mundo, se calcula que aún hay 110 millones de minas repartidas en más de 64 países.
Los 11 supervivientes que participan en este proyecto son de países africanos como Angola y Mozambique, asiáticos como Camboya, Afganistán e Irak, latinoamericanos como El Salvador, Nicaragua y Colombia o europeos como Bosnia-Herzegovina.
"El problema grave de las minas es que se plantan durante las guerras y se olvidan de recoger en las posguerras", señala el fotoperiodista que asegura que, lamentablemente, las guerras "nunca acabarán" porque "son un grandísimo negocio".
Gervasio señala el cinismo de la mayoría de los países durante los conflictos armados, incluido España. "En España, con gobiernos de todos los colores, las ventas de armas se han disparado de forma vergonzosa", critica y señala que en la actual guerra entre Hamás e Israel, nuestro país "está vendiendo armas" al país hebreo, lo que, a su parecer, supone "una violación flagrante de la ley de control de armas".