La grandeza de las personas es esa cualidad que se le puede atribuir a muy pocos. Y hoy la encontramos en un cirujano pediátrico que, de su vocación, hace un mundo mejor. Lo mismo es mozo de almacén, transportista o fontanero, con o sin bata y todo con tal de operar a niños en Gambia y Senegal.
Esta grandeza le acompaña a sus 67 incombustibles años y, de momento, no tiene previsto parar. De sus 44 años en la profesión, lleva dedicados 25 a la cooperación y uniendo a personas con la voluntad de ayudar.
Pese a las dificultades que ha tenido, que han sido muchas, ha salido adelante con sus proyectos humanitarios y, hasta la fecha, ha realizado junto a su equipo de sanitarios todoterreno más de 1.200 operaciones en 27 expediciones relámpago a África.