EL EDITORIAL DE ISABEL LOBO

Buenos días de luz y de color: "El balcón lo llevamos por dentro, pero háganme caso, el Sol nunca nadie podrá taparlo con una sola mano"

Isabel Lobo arranca 'Por fin no es lunes' con un mensaje para reflexionar sobre la pandemia de coronavirus. "¿Cómo explicaremos esto dentro de 100 años? Lo que no se entiende, no se escucha. Directamente, duele".

ondacero.es

Madrid | 03.04.2021 08:20

Buenos días de luz y de color. De alegría, o de gloria, si lo prefieren. El estado anímico es libre, no tiene toque de queda y, si es bueno y se contagia, hace un bien doble. Ahora bien, ¿Estos días no se han sentido algo contrariados? Hay un juego de la contradicción en el que igual se han visto enrolados con facilidad, es el paso que llevamos últimamente. ¿No les parece?

Resulta que todo es más conviviente de lo que nos habíamos pensado: el luto con la mascarilla por debajo de la nariz, las aglomeraciones con las PCR a granel, la distancia social con la distancia familiar, la negación con la incidencia, el miedo a incumplir las normas con el despiporre, y el carné verde con el trasiego de pasaportes ¿Cómo explicar lo que no se entiende? Lo que no se entiende no se escucha, duele… genera incoherencia… Y así, aunque suene penoso, es con lo que arrancamos cada día… Luego ya va en nuestro ADN rehacernos y cambiar el prisma. Pero eso es un mérito propio que desde aquí y tan temprano les agradezco.

La impotencia es real. ¿Esto no era que uno y cada uno se sacrificaba por los demás y al final todos salvados? Bueno, no hay evangelios al respecto, pero de verdad que el "todo irá bien" necesita algo más que un arcoíris. Con esto quiero decir y coincido con las palabras del presidente del consejo de Europa cuando dijo que "Después de esta crisis sanitaria, habría que sentarse despacio a pensar y diseñar un tratado para afrontar próximas pandemias y de forma conjunta y al unísono en las medidas por parte de todos los países".

Y es Semana Santa. Santa semana. Todavía aquí la Fe tiene su vuelta. Está la Fe que nunca se pierde, y la otra que ya nos tiene perdidos. La fe de errores, la fe de errores en esta pandemia que ya es un tomo bien grueso sin fe de e-rra-tas. Deseo que antes de completar la estantería con tomos así, haya tomas de decisiones en serio para la herencia que le entregaremos a las próximas generaciones.

Así que aperimetrados en lo geográfico, pero salerosos en todo lo demás, es sábado, el balcón lo llevamos por dentro y no es cuestión de aplaudir, sino de asomarnos y no ponerle el acento tanto en el camino o cuando esto acabe sino en la compañía, que hoy una vez más les va brindar la radio. Siempre los habrá que lo intenten, pero háganme caso: el Sol, nadie, nunca, podrá taparlo con una sola mano.