EL EDITORIAL DE ISABEL LOBO

Buenos días de luz y de color: "Esto de que haga bueno cuando hay que volver no ayuda"

Isabel Lobo arranca Por fin no es lunes hablando de todos aquellos que vuelven de las vacaciones de Semana Santa, aquellos que "hoy no saben si amanecen o resucitan y hoy ya están de vuelta".

ondacero.es

Madrid | 17.04.2022 08:30

Reflexión de Isabel Lobo en Por fin no es lunes

Buenos días de luz y de color sin excepciones. Esas llegarán el miércoles con el destape en interiores. Venía para la radio sin dejar de darle vueltas a un punto: el punto de fuga, el que se tiene clarísimo cuando empiezas unas vacaciones y se pierde cuando intentas recordar la contraseña de acceso, dónde dejaste las llaves de la taquilla, el uniforme, la agenda y la tarjeta de empleado. Del punto de fuga también se vuelve, pero una cosa. Para volver primero hay que irse a alguna parte. Y los que no se han ido aún, los que no se han fugado todavía, ya tienen un destino en esta radio.

Hoy nos vamos a ir a la Luna, que es un sitio para vivir con menos gravedad que en la Tierra. Cojan lo que tengan más a mano, que en unos minutos vamos a despegar. Y los que sí han tenido estos días de descanso y ya han esparcido suficiente y hoy no saben si amanecen o resucitan y hoy están de vuelta, son muchos más que en la última Semana Santa prepandémica.

Al volante, más de 8 millones y medio con arena en las alfombrillas, con toda la ropa sucia en las maletas y lo más importante, con nuevos recuerdos. La operación retorno significa que se acabó lo de volver al chiringuito, al aperitivo, a los paseos y con esa penitencia de que hoy va a seguir haciendo un día de los buenos, con sol, temperaturas agradables y alguna nube para despistar por el norte.

Esto de que haga bueno cuando hay que volver no ayuda, pero no hace falta que nos hagamos esta cosa del blanco o negro porque la gracia de conciliar está ahí, en seguir manteniendo ese ímpetu de las vacaciones mientras se aplica uno en las obligaciones.

Pero es igual, la lógica del instante nos delata. Cuando algo se acaba, hacemos muy nuestro el dramón de que esto se acaba. Pero ¿qué se acaba? Que no se acaba nada, que todo empieza y que todo lo que acaba empieza o lo prefieren: nada empieza y acaba.

De aquí a las 12:00 vamos a salir de expedición por los mares de la tranquilidad de nuestro satélite, nos vamos a desviar por un camino al ritmo de la generación Beat. Vamos a abrir un pub y seguiremos al pie de la letra una guía para perplejos.

No nos queda otra que hacerlo, perdamos el tiempo, por fin, que es muy humano y al domingo le sienta muy bien.