ATAJANDO CON ISABEL LOBO

Un atajo… zentrífico, ciencialado, descujeriguillao e inveinstigador

Uno de esos para dar con-ciencia a quien otorga, y otorgar al que calla un jeringazo de humildad.

Isabel Lobo

Madrid | 12.06.2021 09:17 (Publicado 12.06.2021 09:16)

MAGNANIMIDAD. Benevolencia, clemencia. Grandeza y elevación de ánimo. Generosidad. Pero con una salvedad de la versión ensancheada: la magnanimidad no se pide, sale, va con la persona. No se expide, te precede o no como la ignorancia, la honradez… Pero nunca te persigue, la magnanimidad no es como el olor de pies o castor mojado a estas alturas de la estación primaverana.

Ahora bien, es una palabra muy tentadora. Porque quienes la utilizan para justificar lo que sea, suelen ser aquellos a los que les viene grande la propia palabra. Ni de sisa, ni hombro ni hechura… hay palabras que visten más al pronunciarse que al abrochárselas. No pasa así con la bata blanca: una prenda que tiene más de magnánima que muchas acepciones de los verbos que se anteponen a la heroicidad de nuestro tiempo. ¿A quién le debemos las mejores noticias de los últimos 20 años?¿A quiénes les corresponde un reconocimiento explícito?¿Por qué suele coincidir el mérito con la falta de reconocimiento?

Solemos llamar héroes a las Personas a las que alguien convierte en objeto de su especial admiración… Aquiles, Eneas, Hércules, Hipathya… Batman, Tormenta, esos ya son súper-Héroes. Pero querido sabio no hemos venido aquí a hacer una de destellos ni de talentos extraordinarios con efectos especiales en la gran pantalla. Sino todo lo contrario. Recuperar el sentido de admiración hacia aquellos a los que tenemos que agradecer estar vivos a esta hora de la mañana. Los que con su trabajo científico consiguieron avances que han salvado la vida y permitido vivir literalmente a miles de millones de humanos. No digamos ya en los último 12 meses.

Últimamente lo que consigue hitos, hechos históricos y avances indiscutibles es la ciencia. Dentro de la ciencia la ambición humana por avanzar y resolver se ha impuesto en los laboratorios. Y nunca una vacuna tuvo tanto impacto como lo tiene ahora. Sin embargo parece querido sabio como que ‘ya tenemos vacuna’ pues ya está… a otra cosa… ¿Qué otra cosa ni qué ocho cuarto? Ya escucho vociferar a la abuelita desde el otro lado de la sala. A ella que se le ha completado la pauta de vacunación le van a ir a contar que hay algo más resolutivo en nuestros días que esa ansiada inmunidad. No se despisten que a la que puede, esta señora aparentemente inofensiva te abre la tripa te mete las piedras que considere te cose y te lanza al río. Pues algo así de indigesta se presenta esta idea de andar buscando distracciones cuando de lo que se trata es de encontrar las condecoraciones a estos seres extraordinarios que no reclaman protagonismo alguno. Cuidado… último tralarito.

Escucha la reflexión de nuestro sabio de sábado, Ignacio Varela, sobre los científicos.

Será por premios en el ámbito de la ciencia pensarán algunos… Será por la vocación espetamos feroz y varelamente… Será porque no es cuestión de premios ni recompensas sino de "SE BUSCAN SOCIEDADES QUE SEPAN PROYECTAR LOS VALORES QUE LA CIENCIA NOS HA ENSEÑADO". EN GUARDIA VARELA… No, pero será por cambiarle el nombre a los premios como a las calles y desvencijar nombres por áreas y así darnos al olvido histórico. Será… Que por ser, no seríamos nada sin la inocencia de la ciencia que es lo que aún la hace más MAGNÁNIMA.