En los últimos tiempos vemos cómo se han situado en la agenda pública asuntos como el medioambiente o el feminismo, pues cuentan con numerosos activistas en sus causas. Sin embargo, la cultura. Interesante leer en EL PAIS a Irene Aláez: La cultura entra en la agenda.
Hace tan solo unos meses se puso en marcha la Carta Roma 2020, basada en el trabajo realizado por CGLU con la Agenda 21 de la Cultura, que propone la cultura como respuesta a los retos globales. A esta iniciativa han contribuido ciudades como Bogotá, Buenos Aires, Lisboa, Xi'an, Bilbao, Jeju, Ciudad de México o Ouagadougou. Recordemos que la cultura es un derecho humano y que, como el resto de derechos, sin prioridad de unos sobre otros, configuran la dignidad humana. En noviembre del 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconocía cómo el arte mejora la calidad de vida y debe incorporarse a los sistemas sanitarios.
Quizá encontremos antes el posicionamiento transversal de la cultura en el marco de la Agenda 2030, cuyas prioridades del departamento ministerial competente reconocen su relevancia social y necesario desarrollo en los próximos diez años