Pedro Sánchez está actuando en un circo de tres pistas. En la primera de ellas trata de convencer a sus socios de que hay que incrementar el gasto en Defensa porque lo demanda Europa y tenemos que defendernos de las amenazas de Rusia sin la protección norteamericana.
En la segunda, pretende conjugar convertirse en un personaje relevante en Europa frente a Trump sin parecer demasiado belicista, un asunto muy sensible para la izquierda.
Y en el colmo de las cabriolas, Sánchez se presenta en la tercera pista como un prestidigitador que necesita imperiosamente los votos del Partido Popular para aumentar el gasto militar. Pero tiene que parecer un accidente que él no busca, porque la derecha, tizna.
