La candidata popular a la presidencia de Extremadura, María Guardiola, rectifica. Dice haber comprendido que hay una mayoría social que vota a la derecha para desalojar al sanchismo, un elector que podía sentirse decepcionado al pensar que su voto no había servido para nada.
El problema no es la rectificación. Su embolado es la contundencia con la que aseguró que jamás lo haría. Que es exactamente lo que se le viene reprochando a Pedro Sánchez. Que puede sostener una cosa y la contraria sin que se le mueva un pelo.
Las cuitas del PP en Extremadura son una parte de la actualidad de una mañana en la que el mundo mira a Rusia con preocupación. Lo que está pasando con el todopoderoso régimen de Putin es, ahora mismo, una peligrosa incógnita.