Adiós a la mascarilla como medida profiláctica en casi todas las circunstancias. No hay consenso científico pero se aplicará a partir de mañana. Poco a poco volvemos a la vida pre-pandemia. Incluidos los peores vicios. Por ejemplo, el reproche a posteriori.
El Gobierno autorizó mediante Real Decreto las compras masivas sanitarias con menos controles por lo mortífero del coronavirus para luego recriminar que le obedecieran como hicieron el ministerio de Sanidad o el Ayuntamiento de Madrid. Comisionistas sin vergüenza que aprovecharon la necesidad imperiosa de salvar vidas para cobrar cuotas indecentes.
Apaños en el fútbol para dar un pelotazo (nunca mejor dicho) con la Supercopa en Arabia Saudí , bajo el barniz de impulsar los derechos humanos. Incluida la pretensión del jugador del Barça Gerard Piqué para que el Rey Emérito le ayudara a cobrar, asunto del que don Juan Carlos I se ha desmarcado absolutamente. Piqué quiso intentarlo porque para eso sí le podía servir la Casa Real a la que ninguneaba con frases como que prefería jugar a la pocha a escuchar lo que el jefe del Estado tenía que decir. Como ven, todo vuelve por donde suele en España.