Ni me imagino lo qué pensarán dentro de mil años los robots sobre su origen. Seguramente sabrán de manera empírica que empezaron a existir a escala industrial en los primeros años del siglo XXI, y que en esa época los científicos humanos se empeñaron en construir robots que se adaptaban al mundo para intentar que se reprodujeran por sí mismos. Y eso es ahora.
Aunque les suene a ciencia ficción, es cierto y se llama robótica evolutiva. Es todavía una rama muy desconocida de la inteligencia artificial y sobre todo de la robótica autónoma. Pero ya está aquí. En una investigación de la Universidad Vrije de Amsterdam, publicada en la revista "Nature Machine Intelligence" afirma que han construido un sistema simplificado en el que dibujan el intercambio genético que dos robots deciden de manera autónoma, mezclando los códigos de ambos para conseguir una versión mejorada de ellos mismos. Estos científicos son capaces de aventurar que en 30 años habrá implementaciones de los robots evolucionados en entornos del mundo real. Modelos cada vez más sofisticados y con mayor poder de computación que se integran en sistemas morfológicos. Es decir serán capaces de crear robots físicos mejorados. Será la vida robótica. Y a partir de ahí, todo será posible.