Los ingenieros de estas empresas han leído y siguen leyendo los correos de aquellos usuarios que hayan instalado sus complementos. Tienen acceso a detalles como las direcciones, las horas de envío o la firma del 'email'. Al menos dos compañías norteamericanas, una de viajes y otra de comercio on line, ya han reconocido que tienen personal humano leyendo esos correos personales para mejorar sus algoritmos. Dice Google que no hay nada ilegal. Que se hace con el consentimiento explícito de los propios usuarios.
Y parece que es así. Porque al final, aunque sea por desconocimiento, damos nosotros los permisos. También es cierto que ocurre porque el usuario se encuentra ante textos interminables y genéricos donde se esconden este tipo de cláusulas imposibles de leer.
Y la segunda protagonista no podía ser otra que Facebook. Hace años, coincidiendo con su salida a bolsa, la red de Zuckerberg consiguió su posición destacada en el mercado gracias a la integración perfecta que hizo con el móvil. Esta semana The New York Times afirma que Facebook lo hizo abriendo las bases de datos personales de los usuarios y sus amigos a más de 60 fabricantes de teléfonos inteligentes y otros dispositivos, con el objetivo de que estos pudieran desarrollar esa fusión tan avanzada entre cada aparato y la aplicación. Para Facebook no era cesión a terceros, pero en abril por si acaso dejó de hacerlo.
La Unión Europea lleva años con la misión de proteger la privacidad digital de los usuarios. Pero visto lo visto, cada vez más, parece una misión imposible.