Ataques que pueden ser desinformativos como los realizados desde las granjas rusas que publicaron y viralizaron numerosas noticias falsificadas para favorecer a Trump. Para estos expertos, no se ha avanzado casi nada para evitar estas campañas. Ni tampoco a la hora de impedir que entidades extranjeras compren anuncios on line dirigidos a los votantes.
Pero quizá la más llamativa de las conclusiones de este estudio es que recomienda que todos los sistemas de votación tengan registros alternativos en papel, para que se pueda en todo momento verificar y comprobar si las máquinas electrónicas de voto han podido ser hackeadas. Se comprueba con el viejo y tradicional papel. Y están asustados porque temen que los problemas que hubo en las máquinas de voto de Carolina de Norte en las últimas presidenciales fueran causados por hackeos de una potencia extranjera.
Por eso son muy tajantes a la hora de pedir a la administración que imponga consecuencias directas e incluso represalias cibernéticas a quién interfiera en los procesos electorales y en la misma votación. La paradoja es que se pide a la administración de Trump, el hombre que presuntamente fue el favorecido por esos hackeos. La pescadilla que se muerde la cola y que por si acaso habrá que envolverla en papel.