Minuto económico: Europa y el paro

Minuto económico: Europa y el paro

Algunos quieren ingresar, ya mismo, a la vieja Europa en una residencia. Los economistas, analistas y, sobre todo, los organismos de calificación anglosajones creen que el Viejo Continente es carne de geriátrico. Es cierto que desde el año 2010, desde que se inicio la crisis de la deuda pública con las trampas de Grecia, Europa va dando bandazos y tropiezos, pero está lejos de la derrota. Antes de caer Europa se interviene Grecia. Sale mucho más barato. Si hace dos años Bruselas hubiera comprado Atenas el coste de la crisis sería menor. Pero no se hizo. No hay que desesperar. En el último siglo, la para muchos decrépita Europa, ha sido capaz de resurgir de sus cenizas en varias ocasiones. Ocurrió tras la Primera Guerra Mundial y la gripe del 18, que se llevó por delante toda una generación y buena parte de otras. A la Guerra de los obuses, barro y trincheras le sucedieron los felices 20. Europa fue capaz de levantarse del Crack del 29, la Segunda Guerra Mundial y vencer al nazismo. Llegó la reconstrucción y Europa Occidental vivió los 40 años más gloriosos de su historia. No extendió territorio, incluso lo menguó, pero conquistó espacios nunca logrados por ninguna civilización anterior: consiguió una prosperidad casi universal y una libertad como jamás se había disfrutado en estos territorios, ni en el Planeta. De los 60 a los 80 Europa Occidental y Norteamérica se convirtieron en el modelo a seguir. Tanto es así que el Muro de Berlín y el universo comunista que lo apuntalaba sufrieron una implosión. Europa, concretamente la eurozona, lleva ahora dos años visitando cada quince días el precipicio en un ejercicio de total masoquismo económico. Mañana, los lideres de la zona euro debatirán sobre el empleo y el crecimiento. Ya es un cambio. Hasta ahora Fraü Merkel, la canciller alemana, sólo dejaba hablar de austeridad. Ya sabemos que los estímulos económicos sin reformas estructurales y sin objetivos claros, “al tuntún”, no generan crecimiento ni trabajo. España es un buen ejemplo: el Gobierno de Zapatero gastó más de 15 mil millones de euros en sus Planes E y otros tantos en políticas sociales y solo estimuló el paro. Pero, como dicen Cristóbal Montoro y Luis de Guindos, con la austeridad no basta, hacen falta Reformas para salir de las absorbentes arenas movedizas del desempleo. Y en esto del paro, desgraciadamente, también somos un ejemplo: casi 5,3 millones de parados y, de aquí, casi la mitad con menos de 30 años. ¿Alguien se extraña que se marchen a la Vieja Europa?
Algunos quieren ingresar, ya mismo, a la vieja Europa en una residencia. Los economistas, analistas y, sobre todo, los organismos de calificación anglosajones creen que el Viejo Continente es carne de geriátrico. Es cierto que desde el año 2010, desde que se inicio la crisis de la deuda pública con las trampas de Grecia, Europa va dando bandazos y tropiezos, pero está lejos de la derrota. Antes de caer Europa se interviene Grecia. Sale mucho más barato. Si hace dos años Bruselas hubiera comprado Atenas el coste de la crisis sería menor. Pero no se hizo. No hay que desesperar. En el último siglo, la para muchos decrépita Europa, ha sido capaz de resurgir de sus cenizas en varias ocasiones. Ocurrió tras la Primera Guerra Mundial y la gripe del 18, que se llevó por delante toda una generación y buena parte de otras. A la Guerra de los obuses, barro y trincheras le sucedieron los felices 20. Europa fue capaz de levantarse del Crack del 29, la Segunda Guerra Mundial y vencer al nazismo. Llegó la reconstrucción y Europa Occidental vivió los 40 años más gloriosos de su historia. No extendió territorio, incluso lo menguó, pero conquistó espacios nunca logrados por ninguna civilización anterior: consiguió una prosperidad casi universal y una libertad como jamás se había disfrutado en estos territorios, ni en el Planeta. De los 60 a los 80 Europa Occidental y Norteamérica se convirtieron en el modelo a seguir. Tanto es así que el Muro de Berlín y el universo comunista que lo apuntalaba sufrieron una implosión. Europa, concretamente la eurozona, lleva ahora dos años visitando cada quince días el precipicio en un ejercicio de total masoquismo económico. Mañana, los lideres de la zona euro debatirán sobre el empleo y el crecimiento. Ya es un cambio. Hasta ahora Fraü Merkel, la canciller alemana, sólo dejaba hablar de austeridad. Ya sabemos que los estímulos económicos sin reformas estructurales y sin objetivos claros, “al tuntún”, no generan crecimiento ni trabajo. España es un buen ejemplo: el Gobierno de Zapatero gastó más de 15 mil millones de euros en sus Planes E y otros tantos en políticas sociales y solo estimuló el paro. Pero, como dicen Cristóbal Montoro y Luis de Guindos, con la austeridad no basta, hacen falta Reformas para salir de las absorbentes arenas movedizas del desempleo. Y en esto del paro, desgraciadamente, también somos un ejemplo: casi 5,3 millones de parados y, de aquí, casi la mitad con menos de 30 años. ¿Alguien se extraña que se marchen a la Vieja Europa?