Minuto económico: Los delfines

Minuto económico: Los delfines

Los delfines de la Armada estadounidenses, al parecer, ya han llegado al Estrecho de Ormuz. Este es el último rumor que corre ante la creciente tensión con Irán. La Marina de los Estados Unidos, dicen, cuenta con un centenar de delfines entrenados para detectar minas explosivas. La Casa Blanca, Occidente y los países productores de petróleo del Golfo Pérsico temen que Teherán bloquee el Estrecho de Ormuz con estos artefactos y estrangule el transporte de crudo, lo que dejaría gravemente herida a la ya débil economía mundial. Al Gobierno español no le vendría mal contar con alguno de estos mamíferos marinos para atisbar minas del pasado. Por ejemplo, si Montoro hubiera tenido un delfín antiminas hubiera detectado con más tiempo el déficit público y no le hubiera estallado en el 8%. Si la ministra de Empleo, contase con un grupo de delfínidos, no nos hubiera sorprendido este paro explosivo. En el Departamento de Economía, que dirige De Guindos, también vendría bien una manada de cetáceos. La Ley de Saneamiento financiero ha concitado muchos apoyos. Ya era hora de que los bancos adecentaran su riesgo inmobiliario. Si se pudiera, no sería malo enviar un grupo de delfines mulares a explorar las aguas de las entidades y otro al sector de las promotoras, no vaya a ser que la nueva valoración de los pisos provoque el reventón de alguna de ellas. Además, se ha creado una expectativa de bajada de precios que podría explotar si no se cumple. Vender pisos y solares no es cosa de una mañana. La otra mina puede estar en el recorte de las remuneraciones. Aquí se necesitan delfines acróbatas. La medida ha sido muy aplaudida por casi todo el mundo. No en vano el oficio de banquero ha sido el más denostado desde la época de Craso. Pero aquí pueden detonar varias minas. Y es que los responsables de la ruina de las Cajas ya se fueron y con el riñón bien cubierto. Ahora el Gobierno baja el sueldo, en buena medida, a los profesionales que se llamaron para salvar a estas entidades dañadas y que no son responsables de su deterioro. El dueño de las Cajas intervenidas es el Estado, no hay duda, y es quien establece el sueldo, La gente esta harta de dar y prestar dinero para estas entidades, pero aquí necesitamos otro delfín que nos detecte otra mina en el futuro. Y es que a ver quien convence a otros profesionales para que dejen sus puestos y salvar en el día de mañana alguna entidad, sabiendo que en cualquier momento les pueden bajar el sueldo mientras el delfín hace piruetas y el personal aplaude porque de un salto ha pasado por el aro.
Los delfines de la Armada estadounidenses, al parecer, ya han llegado al Estrecho de Ormuz. Este es el último rumor que corre ante la creciente tensión con Irán. La Marina de los Estados Unidos, dicen, cuenta con un centenar de delfines entrenados para detectar minas explosivas. La Casa Blanca, Occidente y los países productores de petróleo del Golfo Pérsico temen que Teherán bloquee el Estrecho de Ormuz con estos artefactos y estrangule el transporte de crudo, lo que dejaría gravemente herida a la ya débil economía mundial. Al Gobierno español no le vendría mal contar con alguno de estos mamíferos marinos para atisbar minas del pasado. Por ejemplo, si Montoro hubiera tenido un delfín antiminas hubiera detectado con más tiempo el déficit público y no le hubiera estallado en el 8%. Si la ministra de Empleo, contase con un grupo de delfínidos, no nos hubiera sorprendido este paro explosivo. En el Departamento de Economía, que dirige De Guindos, también vendría bien una manada de cetáceos. La Ley de Saneamiento financiero ha concitado muchos apoyos. Ya era hora de que los bancos adecentaran su riesgo inmobiliario. Si se pudiera, no sería malo enviar un grupo de delfines mulares a explorar las aguas de las entidades y otro al sector de las promotoras, no vaya a ser que la nueva valoración de los pisos provoque el reventón de alguna de ellas. Además, se ha creado una expectativa de bajada de precios que podría explotar si no se cumple. Vender pisos y solares no es cosa de una mañana. La otra mina puede estar en el recorte de las remuneraciones. Aquí se necesitan delfines acróbatas. La medida ha sido muy aplaudida por casi todo el mundo. No en vano el oficio de banquero ha sido el más denostado desde la época de Craso. Pero aquí pueden detonar varias minas. Y es que los responsables de la ruina de las Cajas ya se fueron y con el riñón bien cubierto. Ahora el Gobierno baja el sueldo, en buena medida, a los profesionales que se llamaron para salvar a estas entidades dañadas y que no son responsables de su deterioro. El dueño de las Cajas intervenidas es el Estado, no hay duda, y es quien establece el sueldo, La gente esta harta de dar y prestar dinero para estas entidades, pero aquí necesitamos otro delfín que nos detecte otra mina en el futuro. Y es que a ver quien convence a otros profesionales para que dejen sus puestos y salvar en el día de mañana alguna entidad, sabiendo que en cualquier momento les pueden bajar el sueldo mientras el delfín hace piruetas y el personal aplaude porque de un salto ha pasado por el aro.