Minuto económico: Cavallieri

Minuto económico: Cavallieri

La leyenda dice que la Isla Tiberina se generó cuando los romanos lanzaron al río Tíber el grano acumulado por el rey Tarquinio el Soberbio, Así celebraron la salida del último monarca etrusco que dominaba la ciudad. El odio era tal que ni su grano querían. Hoy, los italianos deben emplear lo que tienen a pagar los casi dos billones de euros de deuda pública. No les queda ni para alpiste pero aún así, durante la noche, las calles de Roma bullían por la caída de Berlusconi. Celebraciones que llegaban al champán entre los partidarios de la izquierda a pesar de que la puntilla al Cavallieri se fraguó desde sus “repudiados” mercados especuladores. Uno a uno han ido cayendo todos los Gobiernos europeos que han sido señalados por los inversores: Irlanda, Portugal, Grecia o ahora el italiano. Se resalta que en Grecia e Italia se ha apostado por ejecutivos tecnocráticos. No es del todo cierto, al final los tecnócratas siempre se transformán en políticos o fracasan. La teoría del Gobierno de los “mejores” es casi tan antigua como el Partenón. Era el corazón político de Platón. El ateniense intentó poner su teoría en práctica en Siracusa. Se esforzó en convencer al tirano local, Dionisio II, para gobernar bajo sus preceptos filosóficos. Por supuesto, al pueblo ni se le consultó, no fuera a ser que viera más allá de la caverna y entre las sombras distinguiera la luz. La historia terminó pronto, con la primera discrepancia Platón fue detenido y vendido como esclavo. Uno de sus seguidores, Aníceres, pagó los 3 mil dracmas del rescate para liberar al fundador de la Academia. Hoy, rescatar a Italia costaría mucho más, no hay grano suficiente, por eso se la interviene desde Bruselas. Pero el futuro del euro y, por lo tanto, de Italia y Europa no está a las orillas del Tiber, sino en Frankfurt y en Berlín. Está en la dicotomía de los movimientos que realiza el Banco Central para comprar deuda pública europea limitando los daños y, por contra, en los tejemanejes de la canciller alemana para dominar el Banco Central, impedir compras masivas y controlar así la eurozona.
La leyenda dice que la Isla Tiberina se generó cuando los romanos lanzaron al río Tíber el grano acumulado por el rey Tarquinio el Soberbio, Así celebraron la salida del último monarca etrusco que dominaba la ciudad. El odio era tal que ni su grano querían. Hoy, los italianos deben emplear lo que tienen a pagar los casi dos billones de euros de deuda pública. No les queda ni para alpiste pero aún así, durante la noche, las calles de Roma bullían por la caída de Berlusconi. Celebraciones que llegaban al champán entre los partidarios de la izquierda a pesar de que la puntilla al Cavallieri se fraguó desde sus “repudiados” mercados especuladores. Uno a uno han ido cayendo todos los Gobiernos europeos que han sido señalados por los inversores: Irlanda, Portugal, Grecia o ahora el italiano. Se resalta que en Grecia e Italia se ha apostado por ejecutivos tecnocráticos. No es del todo cierto, al final los tecnócratas siempre se transformán en políticos o fracasan. La teoría del Gobierno de los “mejores” es casi tan antigua como el Partenón. Era el corazón político de Platón. El ateniense intentó poner su teoría en práctica en Siracusa. Se esforzó en convencer al tirano local, Dionisio II, para gobernar bajo sus preceptos filosóficos. Por supuesto, al pueblo ni se le consultó, no fuera a ser que viera más allá de la caverna y entre las sombras distinguiera la luz. La historia terminó pronto, con la primera discrepancia Platón fue detenido y vendido como esclavo. Uno de sus seguidores, Aníceres, pagó los 3 mil dracmas del rescate para liberar al fundador de la Academia. Hoy, rescatar a Italia costaría mucho más, no hay grano suficiente, por eso se la interviene desde Bruselas. Pero el futuro del euro y, por lo tanto, de Italia y Europa no está a las orillas del Tiber, sino en Frankfurt y en Berlín. Está en la dicotomía de los movimientos que realiza el Banco Central para comprar deuda pública europea limitando los daños y, por contra, en los tejemanejes de la canciller alemana para dominar el Banco Central, impedir compras masivas y controlar así la eurozona.