El agente 007 cumple esta semana cincuenta años. James Bond no envejece pero cumple primaveras. El agente al servicio de su Majestad va tirando a pesar los villanos, de las balas y del descuadre de sus cuentas. En especial las de su casa madre, la Metro Goldwyn Mayer, siempre al borde de la quiebra, siempre en crisis. En España no tenemos un 007, pero si que tenemos la crisis pegada al cuerpo que aprieta más que Octopussy y contamos con un 90,50, que no es el calibre de una pistola de oro sino el diámetro de la deuda pública en el 2013. Es decir, 900 mil millones de euros. Pagarla va a costar un riñón. De aquí, 40 mil millones serán de la ayuda a la banca. Los más críticos con el sistema financiero aseguran que el agujero bancario es la consecuencia de cómo se dirigían las Cajas, como un Casino y no precisamente el Royale. Pero se les olvida decir que Alemania, Reino Unido o Estados Unidos pagaron más, un billón más. En España no tenemos que enfrentarnos al Dr. No, pero si a la Doctora Prima de Riesgo, que todas las mañanas nos amarga el café y nos encarece los intereses. Hacer los Presupuestos del Estado es estar vendido, hay que ser valiente. Uno de cada cuatro euros se va a pagar los intereses de la deuda, que no es más que el déficit acumulado durante años y años de descontrol público. La deuda estará con nosotros mucho tiempo, pero no tanto como los diamantes y la eternidad. Pagados los intereses, más de la mitad se dedican a pensiones y desempleo. Para hacer política económica con el Presupuesto sólo quedan 40 mil millones, el 4% del PIB. Un arma más pequeña que la Walter. El año que viene se ralentizará la caída, el Gobierno espera no llegar a los siete años de crisis, cree que en el 2014 comenzará la recuperación. Otra vez el siete, 007. Lástima que no contemos con un Bond, James Bond, con licencia para matar la crisis y acelerar la salida.
Minuto económico: Bond, James Bond
El agente 007 cumple esta semana cincuenta años. James Bond no envejece pero cumple primaveras. El agente al servicio de su Majestad va tirando a pesar los villanos, de las balas y del descuadre de sus cuentas. En especial las de su casa madre, la Metro Goldwyn Mayer, siempre al borde de la quiebra, siempre en crisis. En España no tenemos un 007, pero si que tenemos la crisis pegada al cuerpo que aprieta más que Octopussy y contamos con un 90,50, que no es el calibre de una pistola de oro sino el diámetro de la deuda pública en el 2013. Es decir, 900 mil millones de euros. Pagarla va a costar un riñón. De aquí, 40 mil millones serán de la ayuda a la banca. Los más críticos con el sistema financiero aseguran que el agujero bancario es la consecuencia de cómo se dirigían las Cajas, como un Casino y no precisamente el Royale. Pero se les olvida decir que Alemania, Reino Unido o Estados Unidos pagaron más, un billón más. En España no tenemos que enfrentarnos al Dr. No, pero si a la Doctora Prima de Riesgo, que todas las mañanas nos amarga el café y nos encarece los intereses. Hacer los Presupuestos del Estado es estar vendido, hay que ser valiente. Uno de cada cuatro euros se va a pagar los intereses de la deuda, que no es más que el déficit acumulado durante años y años de descontrol público. La deuda estará con nosotros mucho tiempo, pero no tanto como los diamantes y la eternidad. Pagados los intereses, más de la mitad se dedican a pensiones y desempleo. Para hacer política económica con el Presupuesto sólo quedan 40 mil millones, el 4% del PIB. Un arma más pequeña que la Walter. El año que viene se ralentizará la caída, el Gobierno espera no llegar a los siete años de crisis, cree que en el 2014 comenzará la recuperación. Otra vez el siete, 007. Lástima que no contemos con un Bond, James Bond, con licencia para matar la crisis y acelerar la salida.