Lo peor de un banco malo es su nombre, el éxito o no de esta herramienta se encuentra en las manos de quien la diseña y después dirige. El Gobierno ha aprobado la creación de una Sociedad para que gestione los activos dañados en poder de las entidades financieras en apuros. La mayor parte de estos activos son inmobiliarios ya sean créditos morosos, pisos y promociones embargados. A estas sociedades de gestión se las denomina bancos malos porque se quedan con lo peor de las entidades en dificultades, éstas al desprenderse de la toxicidad que inmoviliza su funcionamiento deberían comenzar a revivir y dar de nuevo créditos y préstamos. Esta es la teoría. Para que funcione deben darse varias circunstancias. La primera es el precio de adquisición de esos inmuebles. Si el coste de compra es muy alto, la sociedad gestora, el banco malo, difícilmente podría revender esos pisos y casas a precios competitivos y ganar dinero. Si el precio de compra es muy bajo, las Cajas de ahorro ya nacionalizadas incrementarían sus pérdidas y por lo tanto podrían reclamar más ayudas públicas. El resto de entidades financieras verían caer el valor de sus bienes. Así que la clave está en encontrar el equilibrio y que no sea a costa del contribuyente. Otra cosa es el tiempo que tiene el Estado para recuperar la inversión. El Gobierno se da hasta 15 años. En 3 lustros pueden pasar muchas cosas y como decía Keynes: a largo plazo todos muertos. Con un plazo tan extenso hay menos presión sobre la sociedad gestora, una inmensa inmobiliaria, para vender a buen precio las viviendas, oficinas y edificios, pero a la vez dificulta que el ladrillo alcance rápidamente el nivel real de mercado. Además, ¿se reanimará el crédito? Países como Alemania, Irlanda y otros han puesto en marcha operaciones similares y en algunas ocasiones el banco malo ha dado beneficios, como en Suecia en los 90 o como en Estados Unidos. De cualquier forma, en España había poca alternativa. Para que Europa se rascara los 100 mil millones de ayuda al sistema financiero no sólo ha habido que subir el IVA, sino también crear este banco malo, tal y como reclamaba el Banco Central, Bruselas y nuestra próxima visitante Angela Merkel.
Minuto económico: 'El banco malo'
Lo peor de un banco malo es su nombre, el éxito o no de esta herramienta se encuentra en las manos de quien la diseña y después dirige. El Gobierno ha aprobado la creación de una Sociedad para que gestione los activos dañados en poder de las entidades financieras en apuros. La mayor parte de estos activos son inmobiliarios ya sean créditos morosos, pisos y promociones embargados. A estas sociedades de gestión se las denomina bancos malos porque se quedan con lo peor de las entidades en dificultades, éstas al desprenderse de la toxicidad que inmoviliza su funcionamiento deberían comenzar a revivir y dar de nuevo créditos y préstamos. Esta es la teoría. Para que funcione deben darse varias circunstancias. La primera es el precio de adquisición de esos inmuebles. Si el coste de compra es muy alto, la sociedad gestora, el banco malo, difícilmente podría revender esos pisos y casas a precios competitivos y ganar dinero. Si el precio de compra es muy bajo, las Cajas de ahorro ya nacionalizadas incrementarían sus pérdidas y por lo tanto podrían reclamar más ayudas públicas. El resto de entidades financieras verían caer el valor de sus bienes. Así que la clave está en encontrar el equilibrio y que no sea a costa del contribuyente. Otra cosa es el tiempo que tiene el Estado para recuperar la inversión. El Gobierno se da hasta 15 años. En 3 lustros pueden pasar muchas cosas y como decía Keynes: a largo plazo todos muertos. Con un plazo tan extenso hay menos presión sobre la sociedad gestora, una inmensa inmobiliaria, para vender a buen precio las viviendas, oficinas y edificios, pero a la vez dificulta que el ladrillo alcance rápidamente el nivel real de mercado. Además, ¿se reanimará el crédito? Países como Alemania, Irlanda y otros han puesto en marcha operaciones similares y en algunas ocasiones el banco malo ha dado beneficios, como en Suecia en los 90 o como en Estados Unidos. De cualquier forma, en España había poca alternativa. Para que Europa se rascara los 100 mil millones de ayuda al sistema financiero no sólo ha habido que subir el IVA, sino también crear este banco malo, tal y como reclamaba el Banco Central, Bruselas y nuestra próxima visitante Angela Merkel.