Los Reyes Magos regresan ya hacia su tierra, Tharsis la de “La Corta del Oro”, después de dejar sus regalos en los hogares españoles. Regalos bien merecidos tras un año difícil y complicado. Los Sabios hacen honor a su apelativo. Después de recibir, como todos los años, millones de cartas esta vez han decidido dejar la suya con múltiples peticiones. Para los chicos la petición es muy clara: estudiar, con la ley educativa que toque, pero estudiar para poder enfrentarse en el futuro a un mundo cada vez más competitivo. El éxito como país llegará con una formación exitosa de las próximas generaciones. Para los mayores, los retos son más numerosos y se dirigen especialmente a los gobernantes, que son los que tienen mayor responsabilidad. Destaca la solicitud de una política que impulse el crecimiento y el empleo. La austeridad es necesaria, reducir el déficit fundamental, pero no basta. En este punto, los Reyes han dejado carbón en el Fondo Monetario Internacional que ahora reconoce que se equivocó al calcular la relación exacta entre austeridad y crecimiento. Los Reyes adelantaron 60 mil empleos en diciembre. Vieron que el año iba mal en el trabajo y quisieron endulzar algo las Navidades. Melchor, Gaspar y Baltasar no solo son sabios, también viejos y en la lista reclaman un estudio profundo sobre el futuro de la Seguridad Social. Con dos trabajadores cotizando por cada pensionista cobrando las cuentas no cuadran. Los Reyes Magos son unos genios en esto de multiplicar recursos pero por si acaso dejan una dieta para que adelgace nuestra prima más famosa, la de riesgo. Saben que la deuda pública no puede seguir creciendo cuando la deuda de las familias y empresas sí que desciende con la inflación aumentando y los salarios menguando. A los Reyes de Oriente siempre se les representa con oro, incienso y mirra. Este año sí que se necesita oro para el crédito, incienso que eleve el ánimo para crecer y mirra para sanar los desgarros y heridas que deja esta interminable recesión.
Minuto económico: Ya se marchan los Reyes Magos
Los Reyes Magos regresan ya hacia su tierra, Tharsis la de “La Corta del Oro”, después de dejar sus regalos en los hogares españoles. Regalos bien merecidos tras un año difícil y complicado. Los Sabios hacen honor a su apelativo. Después de recibir, como todos los años, millones de cartas esta vez han decidido dejar la suya con múltiples peticiones. Para los chicos la petición es muy clara: estudiar, con la ley educativa que toque, pero estudiar para poder enfrentarse en el futuro a un mundo cada vez más competitivo. El éxito como país llegará con una formación exitosa de las próximas generaciones. Para los mayores, los retos son más numerosos y se dirigen especialmente a los gobernantes, que son los que tienen mayor responsabilidad. Destaca la solicitud de una política que impulse el crecimiento y el empleo. La austeridad es necesaria, reducir el déficit fundamental, pero no basta. En este punto, los Reyes han dejado carbón en el Fondo Monetario Internacional que ahora reconoce que se equivocó al calcular la relación exacta entre austeridad y crecimiento. Los Reyes adelantaron 60 mil empleos en diciembre. Vieron que el año iba mal en el trabajo y quisieron endulzar algo las Navidades. Melchor, Gaspar y Baltasar no solo son sabios, también viejos y en la lista reclaman un estudio profundo sobre el futuro de la Seguridad Social. Con dos trabajadores cotizando por cada pensionista cobrando las cuentas no cuadran. Los Reyes Magos son unos genios en esto de multiplicar recursos pero por si acaso dejan una dieta para que adelgace nuestra prima más famosa, la de riesgo. Saben que la deuda pública no puede seguir creciendo cuando la deuda de las familias y empresas sí que desciende con la inflación aumentando y los salarios menguando. A los Reyes de Oriente siempre se les representa con oro, incienso y mirra. Este año sí que se necesita oro para el crédito, incienso que eleve el ánimo para crecer y mirra para sanar los desgarros y heridas que deja esta interminable recesión.