El lunes pasarán el recibo Montero a más de uno y a más de dos. Hacienda somos todos aunque no todos lo asumimos. Reconozco que cada año navego entre nombres y entidades de morosos con ganas de saber cómo de gordos son los pomposos apellidos y las cuantías, aunque debemos asumir que antes era motivo de sonrojo verte ahí reflejado y que hoy en día, muchos presumen de decirle no a las obligaciones tributarias.
Muchos sábados a estas horas he manifestado mi desasosiego por cómo y por dónde se informan los más jóvenes y con esto de los impuestos, hay un puñado muy numeroso que se jacta o se jactaría de no aportar, de negarse y de sentirse orgulloso de ello. Es cierto que cuando los políticos delinquen, el tufo lo empapa todo, también la conciencia social que te lleva a preguntarte qué hacen con tu dinero.
Pero deberían pesar más los aspectos que dispone el estado del bienestar para el conjunto, saber lo que cuesta tu educación, tu sanidad y que tus abuelos puedan darse un viajecito de 15 días en Peñíscola tras años y años de pagar sus cuotas.
Recurro de nuevo a la pedagogía, a la explicación reiterada, a insistir en que pagar impuestos es patriotismo del bueno. Como lo es exigir que se haga buen uso de lo recaudado. Buen sábado amigos.